En la ciudad alta se encuentra una de las basílicas más antiguas de Arezzo: la Iglesia de San Domenico. Sólo tienes que entrar por su portal para encontrarte caminando en elEdad media. Cada detalle habla del pasado. Esta iglesia del siglo XIII, con su fachada asimétrica, su espadaña y sus dos campanas del siglo XIV, puede llevarnos a un auténtico viaje en el tiempo. Basta con cruzar el umbral para admirar su nave única, el majestuoso techo con vigas de madera y los frescos del interior. Aquí, en la oscuridad y el silencio de Santo Domingo, donde se celebró el primer Cónclave de la historia de la Iglesia, ha reposado intacta durante casi 800 años una de las obras maestras de la historia del arte del siglo XIII: elCrucifijo de madera pintado de Cimabue.
Es difícil apartar la mirada de esta obra: quizá sea el brillo del oro, la tela púrpura que brilla e impacta la vista, o esta representación de Cristo tan humana y semejante a nosotros.